martes, 16 de junio de 2009

EL VALOR DE LAS PALABRAS.....

EL VALOR DE LAS PALABRAS
Las palabras pueden traer consigo alegría, esperanza, ánimo de superación, pueden generar inconformidad e indiferencia, arrancar lágrimas o sonrisas, o llevarse resentimientos, amarguras, odios y decepciones. Las palabras revestidas de falsedad, que pretenden desestabilizar y mancillar el prestigio de personas e instituciones, son despreciables no tanto por su contenido sino por su intención: “buscan hacer daño”.
Pero estas palabras con sus pros y sus contras, no deben ser silenciadas por quienes se crean dueños de la verdad, ni por gobiernos llamados a respetar el derecho que tienen sus ciudadanos a escucharlas y a pronunciarse a través de ellas; el valor de las palabras reside en la libertad a expresarlas, en la responsabilidad y seriedad con que se las argumente.
El juzgar la intencionalidad y discrecionalidad de las mismas tienen su base en normas establecidas por la comunidad, en la ética y el sentido común de toda sociedad y en la formación que nos inculcan nuestros padres y maestros; pero, al ver superados y rebasados abusivamente estos lineamientos, se hace necesario encontrar el remedio en las leyes, lamentablemente, cuando esta instancia falla al no escuchar equitativamente, no compensa ni satisface; se busca soluciones en el campo del honor, con todos los matices y trágicos resultados que conlleva, debido al sufrimiento y dolor que deja semejante, irracional y desproporcionada determinación….Ese extremo cíclico registrado en la historia del mundo, es el que nos lleva a las guerras, a la división, a la postura intransigente, al falso patriotismo, a la negación del diálogo, donde la injusticia y la incomprensión es caldo de cultivo para el fanatismo ideológico y el terrorismo.
Para los errores y exabruptos existen las disculpas y correcciones formales; para la calumnia y las mentiras están las leyes, pero para el silencio y la omisión no hay contrapeso, el resultado puede derivar en el fin de una sociedad que se debatía en las tinieblas de la ignorancia y de la mediocridad.
Si la libertad (libre albedrío para elegir entre el bien y el mal), es lo más preciado que Dios le dio a todo ser humano después de la vida, yo pregunto de qué sirve una sociedad como la Cubana, donde se prepara intelectualmente a sus ciudadanos, pero no les permite expresarse de manera diferente a la de sus gobernantes; pareciendo comparativamente hablando, cual elefante que desde pequeño y amarrado a una estaca lo “educan” y que al crecer llega a desconocer que con solo moverse ligeramente un poco, podría liberarse.Que los hechos sean consecuentes con nuestras palabras, y que nuestras acciones estén siempre a la altura de las circunstancias que nuestro País demande de nosotros, es lo menos que podemos hacer si aspiramos y queremos un Ecuador grande, un Ecuador libre y soberano, un Ecuador auténtico……...y no una fiel copia que nos quieren endosar de esa decadente y patética Venezuela actual.

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